Nunca digas nunca jamás.

Dices: 'No puedo hacerlo, es muy difícil'. Yo te pregunto: ¿Por qué te condenas a ti misma?
Con un simple no, te niegas a pequeñas cosas al principio. A no levantarte de la silla, a no ir a recoger algo... Cuando eres un poco más mayor, dejas de atender a tus responsabilidades, responde borde a la gente que te dice 'sí puedes hacerlo'. Al cabo de unos años más, ese no se ha convertido en gran parte de tu vida, y no alcanzas ni tus metas, ni tus sueños... no alcanzas la felicidad. Vives encerrado, porque crees que nada es posible.

Entonces es cuando te das cuenta, de que has cometido un gran error, de que tienes que luchar por todo lo que quieres y no rendirte jamás, de que pase lo que pase, nunca digas nunca jamás.